“Confieso, lo maté pues su ojo era obsesión de mis maldades. A través de aquel cristal me observaba cual inquisidor, deteniendo mis pasos. Me maté, sólo al quitarle sentido a su imagen, esperé que se durmiera, lo observé mucho antes de esclarecer el hecho que maquiné en mi sentidos; mientras aún recostado pedía en sueños ver la luz entrar por el ventanal que usurpé una noche fría noche. El viejo suplicó que no provocara un sueño eterno. Al darle muerte entendí que el ojo aún me miraba, blasfemé contra su suerte, decidí descuartizarlo, no quería dejar nada que pueda unirlo en coraza mientras yo intentaba sepultarlo entre mis mas nocivos recuerdos”. Macabro testimonio del hombre que cegó la vida del viejo feudo para luego entregarse, pues según palabras textuales del asesino, aquel “ojo” lo seguía cual luna buscando un ocaso.
El lugar era lúgubre, tan oscuro que la luna pedía permiso para ingresar. Los lugareños quedaron sorprendidos aún por el escarnio con el que tomaron la vida de un conocido. “Ay dios, cómo puede la mente ser tan enferma para actuar tan salvajemente” repetía Betty, vecina de la victima.
La repentina intervención de tres efectivos policiales en la casa de Artemio Chunga, debido a la denuncia de algunos vecinos que escucharon golpes- caída la noche- descifró la desaparición de sexagenario desde hace unos días. El infortunado fue hallado cercenado en partes y enterrado en distintos lugares de la casa. Los peritos acompañados de un familiar para que reconozca el cuerpo, desenterraron el cadáver en presencia del asesino que no podía esconder su miedo ante las desafiantes miradas. El cuerpo llevaba días bajo tierra, el olor era palpable a metros, por más cal con la que untaran sus fragmentos. “El asesinato fue hecho entre dos personas, se requisará el domicilio e interrogará al criminal para saber el paradero de su cómplice”, declaró Octavio Puelles, médico legista.
No pudo con sus razonesEl asesinato fue descifrado en muy pocos días. No por la pericia de los efectivos, sino la propia conciencia que delató a Artemio. Mientras era conducido a la dependencia policial, pidió perdón a su madre muerta. Los agentes interrogan los vecinos y testigos del horrendo hecho
È complicato la vita se Lei vuole essere a lato mio, ma lui/lei le vite in un modo comune e senza qualsiasi cosa nuovo.
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