lunes, 11 de mayo de 2009

"Dios me perdonará, es su oficio".

“Dios perdona el pecado, más no el escándalo” frase antagónica con la que escondemos nuestras hipocresías, en una sociedad mojigata donde creernos y sentirnos íntegros es un don a resaltar entre tanta falsedad.
Los votos eclesiásticos como la -castidad, obediencia y el diezmo-al que están obligados a jurar y practicar los feligreses que pretendan llevar para entregar una vida al servicio de dios son prohibiciones que la Iglesia Católica exige entre sus claustros.
El reciente y sonado escándalo ocasionado por el Padre Alberto Cutié, quien fuera sorprendido y puesto al descubierto por las 25 fotos que publicó la revista TV notas USA, donde se le observa en escenas impropias-con Ruhama Canelliss, de 35 años -para una persona dedicada al servicio de dios, origina el debate de qué tan humanos e imperfectos podemos ser ante las tentaciones terrenales.
“Yo no tengo miedo ni me arrepiento de amar a una mujer, porque sabía que dios estaba observándome. Traté con todo mi corazón de ser fiel a lo que Dios me pedía, pero fallé”, reconoció Cutié al ser reprobado por su congregación por los hechos comprometedores que develan un secreto a voces, de que la Iglesia hiede en complicidad y mutismo mientras sus autoridades condenan lo que ellos profesan, el amor al prójimo.
Cutié, de 40 años, admitió que fue muy difícil para él vivir con la batalla interna de tener una relación con una mujer y a la misma vez violar su compromiso con la Iglesia Católica y los feligreses
Diferentes opiniones y posiciones se conocen sobre este tema, el Celibato, donde la razón y la fe convergen y se adhieren de acuerdo al grado de cercanía y nivel de tolerancia de cada persona. Los radicales manifiestan que dios fue dogma por lo tanto sus clérigos y profetas deben ser tan puros como la vida que entrego por nosotros; de otro lado están los que desmienten el significado de “entrega” hacia dios y su palabra, pues aseguran que el habito se lleva por dentro y ser amado y amar es una muestra de que dios vive en nosotros, sea cual fuera la ocupación o devoción personal.
El máximo representante de la Iglesia Católica en nuestro país, el Cardenal Juan Luis Cipriani aclaró que “la castidad es un don, un regalo y no una represión o un comentario sarcástico como dicen algunos, ni mucho menos una burla y debemos que preguntarnos ¿Cómo recibes los regalos de Dios? ¿Cómo los cuidas?”, refiriéndose al caso del Padre Cutié. Respecto al escándalo en el que Alberto Cutié ha comprometido a la Iglesia por lo que ya fue separado de su cargo y funciones, el Arzobispo de Lima afirmó: “en el terreno personal todo el perdón, pero en el terreno público en que se ha colocado esta situación es imposible. Hay que aclarar que hay pecados y pecadores, pero lo que no se puede hacer es un show mediático, debemos enseñar a nuestros fieles que es lo que Dios quiere”.
El tema es historia conocida, los personajes son los mismos desde que se creo la Iglesia como institución para ejerce poder y control sobre la voluntad y libre accionar de sus adeptos. La ortodoxia mal llevada, por los parámetros que impone el Cristianismo, ocasiona desde hace siglos un incrédulo acercamiento y confesión hacia dios.

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