jueves, 23 de octubre de 2008

Los caminos de la vida…

Hacia tanto tiempo que camino este camino sin pensar, hace tanto y es tan poco el que no siento vivir, mis pasos pausados retienen mi ser esperando que mis noches oculten mi pesar…
Son tantos los motivos por los cuales uno se hace recolector o reciclador que enumerarlos sería entrar en detalles poco entendibles. Trabajar cuando cae la noche, estableciendo un horario de desvelo, caminando o andando cuadras o kilómetros donde solo las calles y la fría noche entienden este mundo de oscuridad entre sus ya conocidos inquilinos nocturnos.
Son las 11 de la noche, momentos que dan inicio a su rutina diaria, desprovistos de lujo y lleno de chucherías avanzan entre calles esquivando autos y perros con la atenta mirada puesta en lo que nosotros botamos.
Las calles de lima por las noches se convierten en un paso alegre de estos anónimos personajes que indagan entre bolsas, paquetes o simples productos en desuso buscando diferentes reusables o vendibles que desechamos.
Son años los dedicados a este oficio oscuro, con un sinfín de anécdotas desdibujadas tras cerros de basura y continuas creaciones de desmonte donde el peruano de a pie esparce desperdicio para convertir su lugar de vida en un muladar único y diferente en casa distrito.
Son tantos los individuos dedicados a esta tarea de recolectar para luego reparar y revender lo encontrado que escoger uno es saber diferenciar muchos casos, muchas historias integradas por la falta de oportunidades y un común denominador de laborar cuando otros duermen.
¿Cuántos días a la semana trabajas?
Todos los días en diferentes lugares, depende del día y de la secuencia de visitas dada por otros recicladores.
¿Cuántos años trabajas de reciclador?
Tengo doce años de reciclador, empecé al quedarme sin trabajo en el gobierno de Fujimori así que me resulto más accesible trabajar así.
¿Qué es lo más raro que has encontrado?
Uno encuentra de todo, las personas botan cosas por placer o por el simple hecho de renovar su ego, siempre encontramos cosas impensadas, recuerdo una vez haber encontrado unos discos muy antiguos de los Panchos, lo recuerdo por que con esa música enamore a mi esposa.
¿Te da para vivir lo que ganas como reciclador?
Me da para comer que es más importante, además yo trabaje 20 años para el estado y tengo sueldo de jubilado, juntando lo que gano y recibo vivo tranquilo sin lujos pero en familia.
¿A qué peligros te expones siendo reciclador?
Diferentes, pues la noche trae personajes de todo tipo, en la calle uno es vulnerable. He visto desde asaltos hasta peleas innecesarias y la única manera de no salir leso es no meterse y en muchos casos hacerse de la vista gorda, conmigo no es.
¿Qué opina tu familia de este oficio?
No le gusta que salga de noche a buscar lo impensado, les parece que a mi edad ya debería descansar y dedicarme a mis nietos, pero bueno a no hacer nada mejor es trabajar, además en eso horario no hay combis, personas malhumoradas y sobre todo me da tiempo para trabajar tranquilo y sin miedos.
¿Cuál es tu rutina?
Me despido de mi familia a las 11: pm, enrumbo en busca de mi amigo Benito también jubilado, discutimos que ruta haremos de acuerdo al itinerario de recojo de la municipalidad para así saber que personas dejarán su basura en sus veredas.
Empezamos el trabajo buscando botellas de plástico y curiosidades dejadas al olvido, separamos el papel del plástico, vidrios o cosas aun recuperables para así darle uso y poder venderlo, lo que entra en la carretilla llevamos al depósito en los olivos.
¿Qué tan difícil y competitivo es este negocio?
Creo que la falta de trabajo hace q familias enteras se dediquen a esta ocupación, hay muchos recicladores que buscan lo mismo que tu, ese golpe de suerte de encontrar alguna joya botada por error o el de algún objeto sin valor pero que para nosotros es de suma importancia.
Así pasa sus noches Eduardo García, entre muladares infestados de olvido, de maneras poco saludables de trabajo, empieza un nuevo día y el recién llega a casa a descansar manifestando cansancio, sucio y desvelado se sumerge en sus días aun no vividos resultado de noches con la luna como única compañía de su andar errante y pausado, esperando una vida mejor para sí.

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