Alguna vez escuchamos que la mejor forma de terminar una enfermedad incurable, la misma que nos condena a sufrir en carne propia el deterioro de salud de determinadas personas, la única salida es esperar que descanse en paz y dejar que su cuerpo inerte expulse todo síntoma de sufrimiento envés de recurrir a la Eutanasia como forma valedera de muerte corporal.
Es responsable tomar decisiones sin involucrar la voluntad divina, es necesario esperar un desenlace lógico y lleno de sufrimientos para la persona que padece la enfermedad, así como de los familiares que solo atinan a preguntarse, hasta cuando sufriremos viéndolo suplicar una muerte solidaria, lejana de culpas.
Son validos los recursos que presenta la Iglesia Católica para desmerecer esta salida, que es solo decisión de los familiares y del involucrado, los mismos que escapan de toda creencia para inclinarse a la lucidez de darle un descanso merecido y lleno de responsabilidad, es merced esperar que Dios determine tu muerte, son algunas interrogantes que emplazan a que nuestro país aun no se establezca esta oportunidad de descanso.
Personas perecientes por enfermedades terminales, como el cáncer terminal, el sida, personas en estado vegetal o los desahuciados por la Ciencia Médica, tengan voto y derecho sobre sí mismos de elegir cuando, donde y como morir, es acaso la vida suficiente regalo para desmerecer este modo de muerte, que sin ser egoístas libera del cuerpo enfermo a un ser querido.
Son las leyes tan inexactas y tan poco humanas el principal escollo de la Eutanasia, por qué países europeos determinan que esta modalidad es viable y que el enfermo demuestre respeto hacia su vida y claro está para con su familia, que no quiere verlo sufrir, esperando su día que nunca llega, teniendo después de recuerdo la gravedad del daño sicológico de ver sufrir un familiar sin esperanza de vida.
La Eutanasia se presenta como alternativa para familias que respetan la vida y la de sus enfermos, asoma su condición de elección natural y responsable, es debatible establecer una línea de consideración y aceptación para los que sientan la necesidad de escapar del penoso pero seguro sufrimiento, con la única esperanza de que termine entre sueños y acompañado de familiares que con incierta credulidad invocan la muerte entre sollozos amaneceres.
Darle una muerte digna y en compañía de los que más quieren, es la alternativa que se debe reconsiderar entre las leyes del estado, solo así tomaremos conciencia que la vida empieza con la muerte, y que solo este lapso nos acerca más al verdadero y seguro destino… la muerte.
È complicato la vita se Lei vuole essere a lato mio, ma lui/lei le vite in un modo comune e senza qualsiasi cosa nuovo.
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