Es duro despertar sin un ladrido o un movimiento de cola ondulando el aire, pero bueno, lo de ayer fue testigo latente de que nada lo tenemos comprado, que la vida es un minuto en este gran camino llamado destino...fue ayer y si me acuerdo pues tras de el pasaron diez años de minucioso comportamiento canino, fue ayer y no lo olvido ya que al despertar, hoy retribuí su ausencia al renacer de un ángel...lo detallo letras antes resume lo que será una apología a mi Peter...
Llegar a casa y verte exponer tus bigotes entre barrotes de madera fueron nociones ilegibles de aplausos, de sonrisas picaras, mover la cola esperando un bocado obstruido por mis manos anticipaban un remolino de ladridos, esos que ahora no escucho pero que mi alma guarda como si fuera un tesoro aún no descubierto.
Peter es un regordete cúmulo de pelos cenizos, de diez años encima, de bruces achatadas, el gordo como lo llamábamos despertaba curiosidad por sus bellos ojos café, su lengua que olía comida y su nariz que soportaba curiosos personajes de cuatro patas que como el solo se dedicaba a ser feliz, compañía de aventuras por el lodazal de un distrito lejano, este empezó a ceder terreno ante cada caricia, el viejo aún sorprendía con sus piruetas llenas de juventud, con esos sincronizados escapes entre los muebles, con esa imagen que vive y que retiene un palabra en mis días…gracias.
Cumple años cada 18 de noviembre, él llegó una noche mientras yo deambulaba por el patio buscando grillos, era diminuto, tan minúsculo que solo dormía, lloraba y emanaba una sensación de quietud, le pusieron Peter pues decía la leyenda que ese nombre es gratitud, de permiso para soñar, mi hermana lo trajo en una caja de zapatos, de esos suecos que cobijan cualquier ser que entre en sus paredes, no caminaba, solo lloraba mientras nosotros tratábamos de entender una manera de adjudicar su atención, el recostado solo trataba de dormir, el sueño que ahora lo tiene suspendido para darnos un ladrido.
Si puedo describirlo en una palabra, seria encantador, pues jugaba mientras otros renegaban, ladraba ante cualquier presencia de intrusos, demarcaba sus sitio olfateando sus pisadas, verlo allí recostado al lado del mueble o en mayoría de los casos sobre él, sentirlo cerca era descansar sabiendo que alguien más acompaña tu modorra, que su compañía era necesaria por más silenciosa y longeva que esta represente.
No verlo por la casa, descansando, resonando ante cualquier pisada lejana y desconocida es una opción más para volver a pensar en el, en el amigo que nos dejó, que lucho mientras nosotros solo impedíamos que partiera, es duro detallar lo que se pueda sentir acaso, si se puede reemplazar su aventura tras diez largos años de leal compañía, se nos fue sin saber el motivo, vino sabiendo para que, para alegrar lo que llamamos instantes eternos, momentos esquivos de presencia, de observarlo y reírnos con él, por él y para el…en memoria a esos momentos descanso mis letras presintiendo que desde allí, PETER cuida mis pasos, los de mi viejo que dejaron de andar por que el ya no está aquí, los de cada familiar que lloro y lamento aquella tarde cuando un amor dejo de andar…
È complicato la vita se Lei vuole essere a lato mio, ma lui/lei le vite in un modo comune e senza qualsiasi cosa nuovo.
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